En mi indefensión radica mi seguridad.
Nuestro tema de hoy es nuestra indefensión. Nos revestimos de ella mientras nos preparamos para acometer el día. Nos alzamos fuertes en Cristo, y dejamos que nuestra debilidad desaparezca al acordarnos de que Su fortaleza mora en nosotros. A lo largo del día nos recordaremos a nosotros mismos que Él permanece a nuestro lado y que nuestra debilidad nunca carece del apoyo de Su fortaleza.
Y la invocaremos cada vez que sintamos que la amenaza de nuestras defensas socava nuestra certeza de propósito. Nos detendremos por un momento al oírle decir: “Aquí estoy”.