Dios, en Su Misericordia, dispone que yo me salve.
1. Sólo necesito contemplar todo aquello que parece herirme y con absoluta certeza decirme a mí mismo: “La Voluntad de Dios es que yo me salve de esto” para que de inmediato lo vea desaparecer. 2Sólo necesito tener presente que la Voluntad de mi Padre para mí es sólo felicidad para darme cuenta de que lo único que se me ha dado es felicidad. 3Y sólo necesito recordar que el Amor de Dios rodea a Su Hijo y mantiene su inocencia eternamente perfecta para estar seguro de que me he salvado y de que me encuentro para siempre a salvo en Sus Brazos. 4Soy el Hijo que Él ama. 5Y me he salvado porque Dios, en Su Misericordia, así lo dispuso.
2. Padre, Tu Santidad es mía. 2Tu Amor me creó e hizo que mi inocencia fuese por siempre parte de Ti. 3No hay culpa o pecado en mí, puesto que no los hay en Ti.